top of page

Nuestra Historia

B65A1580.jpg

En la navidad del 2016, después de la emoción de intercambiar regalos y compartir con cada una de nuestras familias, Julio se trasladó a la casa de su amigo Javier. En mi caso, mi amiga Mariela me llevó al mismo lugar, riendo y disfrutando del ambiente festivo, sin imaginar que el destino tenía un encuentro especial preparado para nosotros.

Fue entre risas y música donde nuestras miradas se cruzaron ahí primera vez.
 
Pasamos conversando, compartiendo historias y conociéndonos bajo los adornos y luces navideñas.
 
Pero, como si la noche quisiera jugar con nosotros, Julio se retiró sin decir adiós, desapareciendo entre la multitud mientras yo me preguntaba si lo volvería a ver; sin embargo, el día siguiente trajo consigo un mensaje que me iluminó el corazón: él había decidido buscarme y escribirme por una red social, poco a poco, comenzamos a salir juntos.

Después de unos meses conociéndonos, el 1 de abril de 2017, Julio me propuso formalizar nuestra relación. La conexión creció. Viajamos a Copán y al compartir cada una de nuestras etapas de la vida, nos dimos cuenta de que nuestros caminos se habían cruzado mucho antes.


En el Kínder nuestras historias habían estado entrelazadas sin que ninguno lo supiera. Encontramos viejas fotografías juntos, recuerdos que sellaron nuestro destino; dos personas que increíblemente habíamos estado unidas en el tiempo sin conocerlo.

Pero la vida siempre tiene sus giros. En 2019, partí hacia Madrid por motivos de estudio, aunque emocionante, nos separó físicamente; sin embargo, la distancia no acabó con el amor y la relación que habíamos construido, al contrario, fortaleció nuestro vínculo y confianza.
 
Las noches se llenaron de llamadas, risas compartidas a través de pantallas, y mensajes llenos de amor que cruzaron continentes.
 
Entre la distancia que nos separaba Julio encontró la manera de visitarme y llegar hasta mí. Su visita se convirtió en una oportunidad para tejer nuevos recuerdos y vivir la magia de Europa juntos.

Cuando regresé a finales del 2020, la pandemia seguía su curso, pero nuestro amor resistió el temporal.
En el atardecer del 3 de abril del 2023, en Guatemala, en un picnic al lado de un campo de lavanda y con un volcán atrás de testigo , él se arrodilló y me pidió que nos casáramos y que compartiéramos nuestra vida para siempre; sin dudarlo y con el corazón lleno de emociones, acepté.
 
Finalmente, al comprometernos decidimos comenzar el proceso de vivir juntos, con la ilusión de construir un hogar y preparar nuestra boda; sin pensar que en el camino íbamos a adoptar 2 gatitas para que nos acompañaran en este viaje. Ahora, con la mirada puesta en Dios y en el sacramento del matrimonio, soñamos y estamos emocionados por los capítulos que nos esperan, por un futuro lleno de amor, aventuras y momentos inolvidables.
 
Gracias por ser parte a nuestros amigos, familiares y seres queridos que han sido testigos y parte de nuestra historia.

B65A1903.jpg

Gracias por compartir esta y cada una de las etapas con nosotros.
 
Nuestra historia continúa y estamos felices por vivir lo que nos espera,
 
¡Bienvenidos al día más emocionante y lindo de nuestras vidas!

4d9eff6a-3e31-4e3d-89f6-f9f3df08f95c.JPG
bottom of page